Claro de Luna (Reto Adictos a la Escritura/ Octubre)

Claro de Luna


Él me estaba llamando. A través del lago.

Mientras corría desesperada por el bosque, no me atreví ni siquiera a pensar en cómo yo lo sabía. Sólo estaba segura de que la sensación de pesadez que había invadido mi cuerpo cada vez que ignoraba la llamada, había aumentado de forma alarmante y poderosa. Invadiendo cada célula de mí ser. Hasta que ya no pude ignorarlo más. Así que, mientras la razón me reprochaba dentro de la cabeza lo absurdo de mis intenciones, escuché lo que mi cuerpo trataba de decirme. Escuché mi instinto. Y ya no hubo marcha atrás.

Me interné más entre los arbustos oscuros que flanqueaban ambos lados del camino de tierra del bosque, consciente de que lo único que importaba ahora era llegar a él lo más pronto que mis pies pudieran llevarme. Las retorcidas ramas me rasguñaban ocasionalmente la piel en mi desesperación por avanzar más rápido, pero no les presté atención, al igual que tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero que lastimaban las plantas desnudas de mis pies. Sólo percibía el ritmo de mi cuerpo acelerando. Zancada, zancada, zancada… zancada, zancada, zancada… una y otra vez.

Mis pulmones faltos de aire me exigían parar un momento para descansar, pero el tirón dentro de mi cuerpo me impulsaba a dar un paso más cada vez que pensaba detenerme uno segundo. Me dolían los músculos, desacostumbrados como estaban a grandes dosis de ejercicio, y cuando tropecé, casi me doy de bruces con un tronco caído. Cuando estaba segura de que iba a detenerme, un destello plateado brilló al final del camino, y reuní las pocas fuerzas que me quedaban para llegar al lugar que me estaba convocando.

La tranquila extensión de agua me recibió en medio de la noche. Me acerqué a la orilla, desplomándome sin gracia alguna sobre la tierra suave. Acerqué mis rodillas al pecho para poder recuperar la respiración, porque el único sonido reverberando en el claro del bosque era el de mis jadeos exhaustos. Cuando mis pulmones consiguieron calmarse por fin, me recosté en el suelo ligeramente fangoso, sin importarme ya que mi ropa se ensuciara. Miré el cielo, buscando alguna constelación conocida, pero no brillaba ninguna estrella en el firmamento esta noche. Solo la luna iluminaba el claro, con su luz blanquecina. No me había dado cuenta hasta ese momento, que la sensación de urgencia dentro de mí se había desvanecido cuando había pisado las tierras cercanas al lago. Giré el rostro para verlo mejor. Estaba exactamente igual que la semana pasada, cuando había ido con Rommy a verlo por primera vez. La vasta extensión de agua brillaba plateada a la poca luz de la luna, pareciendo un espejo inmenso. Tan imperturbable y tranquilo como un trozo de asteroide flotando neutralmente en la infinita extensión del universo.

De pronto, me sentí ridícula por haber emprendido esa carrera suicida en la más absoluta oscuridad solo porque necesitaba mirar un estanque de agua. Nadie estaba ahí para recibirme. Nadie me había convocado en realidad. Comencé a cuestionarme todo lo vivido en los últimos seis días, tratando de convencerme de que nada había sido producto de mi imaginación. Pero ya no estaba segura de eso, ni de ninguna otra cosa.

Repentinamente, algo pareció brillar justo en el centro de la superficie. Miré, hipnotizada, como el manto de niebla que un momento antes no había estado allí, crecía y se estiraba desordenadamente. Me levanté del suelo, aterrada y fascinada a partes iguales por lo que miraban mis ojos, y llegué a preguntarme si todo eso no era solo una alucinación producida por un exceso de sustancias químicas en mi cerebro. Me pellizqué fuertemente en el brazo, pero nada cambió. Al parecer tampoco estaba soñando.

La amalgama brillante continuó su metamorfosis, adquiriendo miles de formas justo en frente de mí, cambiando y cambiando, hasta que comenzó a desvanecerse. Un tenue viento, salido de la nada, sopló sobre todo el claro, agitando mi cabello y llevándose con él la niebla translúcida que quedaba. Bajo toda aquella explosión de diseños y texturas, pude apreciar la temblorosa imagen de algo, de pie en el centro del lago. Los minutos transcurrieron, densos y silenciosos, mientras yo miraba paralizada la forma de lo que parecía un hombre, alto y delgado, mirándome. Me sobresalté, asustada de lo que estaba pasando. Quise dar la vuelta y regresar, pero mi cuerpo estaba paralizado, arraigado a la orilla del lago tan profundamente como las raíces de los árboles se adentran en la tierra.

A partir de ese momento, ya no hubo escape para mí.

Las nubes ocultaron momentáneamente la luna, sumiendo todo el lugar en una repentina oscuridad. Mi corazón brincó dentro de mi pecho, los latidos precipitándose unos sobre otros sin control. Las palmas de mis manos estaban sudorosas y frías, aferrándose entre sí con desesperación, como si esa fuera la cuerda que me mantenía unida al mundo real.

Cuando la luna volvió a iluminar el claro con su tenue brillo, fue que me di cuenta de que, lo que sea que estaba antes en el centro del lago, como a diez metros de mí, estaba ahora en frente. Tan cerca, que pude apreciar los detalles grisáceos de su rostro. No sé por qué razón no grité, ni intenté correr para alejarme de ahí. Simplemente me quedé parada frente a él, mirándolo con una mezcla de emociones en mi interior que me confundían. Estaba asustada, más que eso, aterrada hasta lo más profundo de mí ser. Pero también noté que había fascinación en la forma en que lo miraba, examinando su rostro. Me sentía aliviada, incluso cautivada. Y no estaba segura de si eso era bueno o malo.

No sé cuánto tiempo pasó mientras estábamos ahí, él rozando apenas el agua, yo con mis pies anclados en tierra. Sin embargo, cuando él alzó su mano hacia mi rostro, todo mi cuerpo empezó a temblar descontroladamente. No hice nada por detenerlo, y él continuó su lento ascenso hasta mi mejilla derecha, donde posó sus dedos translúcidos. No me moví mientras los receptores de mi piel se estremecían ante la sensación, haciéndome sentir un suave hormigueo, apenas perceptible.

—Has vuelto. —Susurró la niebla a mí alrededor, con un tono tan tierno y reverente que llenó mis ojos de lágrimas. No supe que decir a eso, así que me quedé en silencio—. Te esperé mucho tiempo. —Volvió a decir él, y el aire transportando las palabras hasta mis oídos.

—¿Quién eres? —pregunté. Mi voz quebrándose en un murmullo entrecortado.

Él pareció triste ante mi pregunta, abatido. Y bajó su mano de mi mejilla con un brillo de infinito pesar en sus ojos negros. Mi piel sintió la pérdida de su toque como un golpe terrible, que me dejó mareada, presa de un dolor repentino.

Me descubrí a mí misma dando un paso hacia él. Cuando mi pie tocó el agua helada del lago, algo increíble sucedió. La superficie se quebró en un millar de diamantes de cristal iridiscente, que se elevaban como una nube de estrellas, brillando hermosa y cegadoramente. Aturdida y sin poder creer lo que estaba sucediendo, lo miré a él por un instante, antes de observar los millones de puntitos titilar a través del espacio, en su camino hacia el cielo. Estaba segura de que ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro.

Cuando sentí que él volvía su mirada de nuevo hacia mí, lo contemplé fijamente, sin poder darle nombre a aquello que recorría todo mi cuerpo de arriba abajo sin obstáculo que pudiera detenerlo. Avanzó sin piedad por mis venas, apoderándose de mis manos y mis pies, de mis ojos, mi nariz  y mi boca. Adueñándose de cada porción de mí cuerpo y mi alma.

Él alzó de nuevo su mano, pero esta vez, una invitación aguardaba secreta entre la punta de sus dedos. Esperó, paciente, que yo tomara mi decisión, y una pequeña aunque conmovedora sonrisa adornó sus labios al ver mi brazo moviéndose hacia él. Rocé primero sus dedos, un poco sorprendida aún de poder sentirlo sobre mi piel, y con determinación sellé mi mano en la suya. De inmediato, todo a mí alrededor comenzó a brillar, blanco sobre blanco, tan intensamente que tuve que cerrar los ojos. Sin embargo, con la consciencia de su agarre sobre mí, no sentí temor alguno al deslizarme con él a través del cálido y vibrante resplandor.

En ese instante fue que realmente comprendí, que todo lo que conocía, había cambiado para siempre esa noche de Halloween.


14 Toque (s):

Anónimo dijo...

Este es un relato muy bien escrito y descrito. Creo que fue la influencia de la imagen que pusiste para ilustrarlo que me hizo pensar en aquella vieja serie de televisión animada que se llamaba Sairlo Moon.

Lo unico que me hubiera gustado encontrar es un poco de erotismo; pero ya eso es cuestion de gustos.

Sigue así... Saludos.

Lila Tenorio dijo...

Hola, un relato bien narrado, las descripciones que realizas son bastante precisas y la historia es buena, me ha gustado bastante.
Sólo noté algunos detalles que yo creo te pasaron desapercibidos, porque noto que escribes bastante bien, te los dejo por si crees oportuno corregirlos. En las dos siguientes frases a mi parecer te ha faltado la palabra que: "al igual que tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero "que" lastimaban las plantas desnudas de mis pies". "Estaba segura de "que" ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro". Y en la siguiente frase a mi parecer te sobra una letra, la l: "lo miré al él por un instante". Por lo demás, ha sido un gusto leerte. Por cierto, a fin de cuentas, ¿quién era él?, jeje. Estaría bien que continúes la historia, así no me quedo con la duda. ¡Saludos!

Lila Tenorio dijo...

Ah, y te sigo desde ya :D

Daniela Agrafojo dijo...

Gracias Li, Ever, por sus comentarios. Tomaré en cuenta sus sugerencias...

Un abrazo

Dora Ku dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dora Ku dijo...

Daniela: Estupendo relato, lleno de magia y belleza.
Estoy de acuerdo con Li, ojalá y lo corrijas, pues tu magnífico trabajo merece no tener ni un sólo error.
Por mi parte solo creo que a la frase: "se elevaban hacia arriba", le sobra el "hacia arriba" pues se entiende que si "se elevaban" era hacia arriba.
¡FELICIDADES, ME ENCANTÓ TU RELATO!: Doña Ku

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Rosa de los Santos dijo...

qué imaginación y que bien contado !! felicidades !! besosss

Daniela Agrafojo dijo...

Ya corregí los detallitos que mencionaban, y creo que ha quedado mucho mejor.

Me alegra que les haya gustado tanto, a mi también me encantó como quedó.

Gracias a todos!!!

Cloe dijo...

Uf, una duda que deja ganas de mucho más..para cuando la continuación?. Me ha gustado mucho. Cuentas con una seguidora mas ;)

Unknown dijo...

Ts, ts, ts, reina, pero, ¿tú qué fumas?

Bueno tras la broma fácil, solo decirte que me lo he leído tres veces seguidas para no perderme detalle. Preciosidad de relato, y narradoq ue no veas. Que vaya, porque la prota es una chica, que si no, ¡me pido el puesto!

Bravo por tu imaginación y gracia en narrarlo. Obviamente sigue, pero solo tú nos darás los detalles.

Ya tardas...

Un beso.

Anónimo dijo...

Está muy lindo tu relato. Muy bien narrado y logrado.


http://mishoras.wordpress.com

María O.D. dijo...

¡Hola! *-* Me encanto tu relato, es muy tierno y muy sentido, das tantos detalles al narrar las escenas que resulta sumamente fácil entrar en la historia ¡Un abrazo! PD. sólo encontre "uno segundo" en vez de "un segundo" ?

Lunella dijo...

¡Hola Dani!, espero te encuentres bien :)
Tu relato se me hizo hermoso, me encantan las escenas que describes y por alguna razón que no me explico muy bien siento empatizar con la protagonista, haces facilisimo transportarse dentro de la historia. Lisda historia.
Muchas gracias por compartirlo, felicidades :D

Daniela Agrafojo dijo...

Cloe, Daniel, Mishoras, Maria y Lunella, que bueno que les haya gustado tanto.

Cada mes aprendo más y más, y voy mejorando poco a poco en esto de la escritura. Gracias por leer mi relato y dejarme esas lindas palabras. Las aprecio mucho.

Un abrazo a todos!!! =D

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31 de octubre de 2012

Claro de Luna (Reto Adictos a la Escritura/ Octubre)

Claro de Luna


Él me estaba llamando. A través del lago.

Mientras corría desesperada por el bosque, no me atreví ni siquiera a pensar en cómo yo lo sabía. Sólo estaba segura de que la sensación de pesadez que había invadido mi cuerpo cada vez que ignoraba la llamada, había aumentado de forma alarmante y poderosa. Invadiendo cada célula de mí ser. Hasta que ya no pude ignorarlo más. Así que, mientras la razón me reprochaba dentro de la cabeza lo absurdo de mis intenciones, escuché lo que mi cuerpo trataba de decirme. Escuché mi instinto. Y ya no hubo marcha atrás.

Me interné más entre los arbustos oscuros que flanqueaban ambos lados del camino de tierra del bosque, consciente de que lo único que importaba ahora era llegar a él lo más pronto que mis pies pudieran llevarme. Las retorcidas ramas me rasguñaban ocasionalmente la piel en mi desesperación por avanzar más rápido, pero no les presté atención, al igual que tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero que lastimaban las plantas desnudas de mis pies. Sólo percibía el ritmo de mi cuerpo acelerando. Zancada, zancada, zancada… zancada, zancada, zancada… una y otra vez.

Mis pulmones faltos de aire me exigían parar un momento para descansar, pero el tirón dentro de mi cuerpo me impulsaba a dar un paso más cada vez que pensaba detenerme uno segundo. Me dolían los músculos, desacostumbrados como estaban a grandes dosis de ejercicio, y cuando tropecé, casi me doy de bruces con un tronco caído. Cuando estaba segura de que iba a detenerme, un destello plateado brilló al final del camino, y reuní las pocas fuerzas que me quedaban para llegar al lugar que me estaba convocando.

La tranquila extensión de agua me recibió en medio de la noche. Me acerqué a la orilla, desplomándome sin gracia alguna sobre la tierra suave. Acerqué mis rodillas al pecho para poder recuperar la respiración, porque el único sonido reverberando en el claro del bosque era el de mis jadeos exhaustos. Cuando mis pulmones consiguieron calmarse por fin, me recosté en el suelo ligeramente fangoso, sin importarme ya que mi ropa se ensuciara. Miré el cielo, buscando alguna constelación conocida, pero no brillaba ninguna estrella en el firmamento esta noche. Solo la luna iluminaba el claro, con su luz blanquecina. No me había dado cuenta hasta ese momento, que la sensación de urgencia dentro de mí se había desvanecido cuando había pisado las tierras cercanas al lago. Giré el rostro para verlo mejor. Estaba exactamente igual que la semana pasada, cuando había ido con Rommy a verlo por primera vez. La vasta extensión de agua brillaba plateada a la poca luz de la luna, pareciendo un espejo inmenso. Tan imperturbable y tranquilo como un trozo de asteroide flotando neutralmente en la infinita extensión del universo.

De pronto, me sentí ridícula por haber emprendido esa carrera suicida en la más absoluta oscuridad solo porque necesitaba mirar un estanque de agua. Nadie estaba ahí para recibirme. Nadie me había convocado en realidad. Comencé a cuestionarme todo lo vivido en los últimos seis días, tratando de convencerme de que nada había sido producto de mi imaginación. Pero ya no estaba segura de eso, ni de ninguna otra cosa.

Repentinamente, algo pareció brillar justo en el centro de la superficie. Miré, hipnotizada, como el manto de niebla que un momento antes no había estado allí, crecía y se estiraba desordenadamente. Me levanté del suelo, aterrada y fascinada a partes iguales por lo que miraban mis ojos, y llegué a preguntarme si todo eso no era solo una alucinación producida por un exceso de sustancias químicas en mi cerebro. Me pellizqué fuertemente en el brazo, pero nada cambió. Al parecer tampoco estaba soñando.

La amalgama brillante continuó su metamorfosis, adquiriendo miles de formas justo en frente de mí, cambiando y cambiando, hasta que comenzó a desvanecerse. Un tenue viento, salido de la nada, sopló sobre todo el claro, agitando mi cabello y llevándose con él la niebla translúcida que quedaba. Bajo toda aquella explosión de diseños y texturas, pude apreciar la temblorosa imagen de algo, de pie en el centro del lago. Los minutos transcurrieron, densos y silenciosos, mientras yo miraba paralizada la forma de lo que parecía un hombre, alto y delgado, mirándome. Me sobresalté, asustada de lo que estaba pasando. Quise dar la vuelta y regresar, pero mi cuerpo estaba paralizado, arraigado a la orilla del lago tan profundamente como las raíces de los árboles se adentran en la tierra.

A partir de ese momento, ya no hubo escape para mí.

Las nubes ocultaron momentáneamente la luna, sumiendo todo el lugar en una repentina oscuridad. Mi corazón brincó dentro de mi pecho, los latidos precipitándose unos sobre otros sin control. Las palmas de mis manos estaban sudorosas y frías, aferrándose entre sí con desesperación, como si esa fuera la cuerda que me mantenía unida al mundo real.

Cuando la luna volvió a iluminar el claro con su tenue brillo, fue que me di cuenta de que, lo que sea que estaba antes en el centro del lago, como a diez metros de mí, estaba ahora en frente. Tan cerca, que pude apreciar los detalles grisáceos de su rostro. No sé por qué razón no grité, ni intenté correr para alejarme de ahí. Simplemente me quedé parada frente a él, mirándolo con una mezcla de emociones en mi interior que me confundían. Estaba asustada, más que eso, aterrada hasta lo más profundo de mí ser. Pero también noté que había fascinación en la forma en que lo miraba, examinando su rostro. Me sentía aliviada, incluso cautivada. Y no estaba segura de si eso era bueno o malo.

No sé cuánto tiempo pasó mientras estábamos ahí, él rozando apenas el agua, yo con mis pies anclados en tierra. Sin embargo, cuando él alzó su mano hacia mi rostro, todo mi cuerpo empezó a temblar descontroladamente. No hice nada por detenerlo, y él continuó su lento ascenso hasta mi mejilla derecha, donde posó sus dedos translúcidos. No me moví mientras los receptores de mi piel se estremecían ante la sensación, haciéndome sentir un suave hormigueo, apenas perceptible.

—Has vuelto. —Susurró la niebla a mí alrededor, con un tono tan tierno y reverente que llenó mis ojos de lágrimas. No supe que decir a eso, así que me quedé en silencio—. Te esperé mucho tiempo. —Volvió a decir él, y el aire transportando las palabras hasta mis oídos.

—¿Quién eres? —pregunté. Mi voz quebrándose en un murmullo entrecortado.

Él pareció triste ante mi pregunta, abatido. Y bajó su mano de mi mejilla con un brillo de infinito pesar en sus ojos negros. Mi piel sintió la pérdida de su toque como un golpe terrible, que me dejó mareada, presa de un dolor repentino.

Me descubrí a mí misma dando un paso hacia él. Cuando mi pie tocó el agua helada del lago, algo increíble sucedió. La superficie se quebró en un millar de diamantes de cristal iridiscente, que se elevaban como una nube de estrellas, brillando hermosa y cegadoramente. Aturdida y sin poder creer lo que estaba sucediendo, lo miré a él por un instante, antes de observar los millones de puntitos titilar a través del espacio, en su camino hacia el cielo. Estaba segura de que ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro.

Cuando sentí que él volvía su mirada de nuevo hacia mí, lo contemplé fijamente, sin poder darle nombre a aquello que recorría todo mi cuerpo de arriba abajo sin obstáculo que pudiera detenerlo. Avanzó sin piedad por mis venas, apoderándose de mis manos y mis pies, de mis ojos, mi nariz  y mi boca. Adueñándose de cada porción de mí cuerpo y mi alma.

Él alzó de nuevo su mano, pero esta vez, una invitación aguardaba secreta entre la punta de sus dedos. Esperó, paciente, que yo tomara mi decisión, y una pequeña aunque conmovedora sonrisa adornó sus labios al ver mi brazo moviéndose hacia él. Rocé primero sus dedos, un poco sorprendida aún de poder sentirlo sobre mi piel, y con determinación sellé mi mano en la suya. De inmediato, todo a mí alrededor comenzó a brillar, blanco sobre blanco, tan intensamente que tuve que cerrar los ojos. Sin embargo, con la consciencia de su agarre sobre mí, no sentí temor alguno al deslizarme con él a través del cálido y vibrante resplandor.

En ese instante fue que realmente comprendí, que todo lo que conocía, había cambiado para siempre esa noche de Halloween.


14 comentarios:

  1. Este es un relato muy bien escrito y descrito. Creo que fue la influencia de la imagen que pusiste para ilustrarlo que me hizo pensar en aquella vieja serie de televisión animada que se llamaba Sairlo Moon.

    Lo unico que me hubiera gustado encontrar es un poco de erotismo; pero ya eso es cuestion de gustos.

    Sigue así... Saludos.

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  2. Hola, un relato bien narrado, las descripciones que realizas son bastante precisas y la historia es buena, me ha gustado bastante.
    Sólo noté algunos detalles que yo creo te pasaron desapercibidos, porque noto que escribes bastante bien, te los dejo por si crees oportuno corregirlos. En las dos siguientes frases a mi parecer te ha faltado la palabra que: "al igual que tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero "que" lastimaban las plantas desnudas de mis pies". "Estaba segura de "que" ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro". Y en la siguiente frase a mi parecer te sobra una letra, la l: "lo miré al él por un instante". Por lo demás, ha sido un gusto leerte. Por cierto, a fin de cuentas, ¿quién era él?, jeje. Estaría bien que continúes la historia, así no me quedo con la duda. ¡Saludos!

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  3. Gracias Li, Ever, por sus comentarios. Tomaré en cuenta sus sugerencias...

    Un abrazo

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Daniela: Estupendo relato, lleno de magia y belleza.
    Estoy de acuerdo con Li, ojalá y lo corrijas, pues tu magnífico trabajo merece no tener ni un sólo error.
    Por mi parte solo creo que a la frase: "se elevaban hacia arriba", le sobra el "hacia arriba" pues se entiende que si "se elevaban" era hacia arriba.
    ¡FELICIDADES, ME ENCANTÓ TU RELATO!: Doña Ku

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  6. qué imaginación y que bien contado !! felicidades !! besosss

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  7. Ya corregí los detallitos que mencionaban, y creo que ha quedado mucho mejor.

    Me alegra que les haya gustado tanto, a mi también me encantó como quedó.

    Gracias a todos!!!

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  8. Uf, una duda que deja ganas de mucho más..para cuando la continuación?. Me ha gustado mucho. Cuentas con una seguidora mas ;)

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  9. Ts, ts, ts, reina, pero, ¿tú qué fumas?

    Bueno tras la broma fácil, solo decirte que me lo he leído tres veces seguidas para no perderme detalle. Preciosidad de relato, y narradoq ue no veas. Que vaya, porque la prota es una chica, que si no, ¡me pido el puesto!

    Bravo por tu imaginación y gracia en narrarlo. Obviamente sigue, pero solo tú nos darás los detalles.

    Ya tardas...

    Un beso.

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  10. Está muy lindo tu relato. Muy bien narrado y logrado.


    http://mishoras.wordpress.com

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  11. ¡Hola! *-* Me encanto tu relato, es muy tierno y muy sentido, das tantos detalles al narrar las escenas que resulta sumamente fácil entrar en la historia ¡Un abrazo! PD. sólo encontre "uno segundo" en vez de "un segundo" ?

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  12. ¡Hola Dani!, espero te encuentres bien :)
    Tu relato se me hizo hermoso, me encantan las escenas que describes y por alguna razón que no me explico muy bien siento empatizar con la protagonista, haces facilisimo transportarse dentro de la historia. Lisda historia.
    Muchas gracias por compartirlo, felicidades :D

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  13. Cloe, Daniel, Mishoras, Maria y Lunella, que bueno que les haya gustado tanto.

    Cada mes aprendo más y más, y voy mejorando poco a poco en esto de la escritura. Gracias por leer mi relato y dejarme esas lindas palabras. Las aprecio mucho.

    Un abrazo a todos!!! =D

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