Claro de Luna
Él me estaba llamando. A través del lago.
Mientras corría desesperada por el bosque, no me atreví
ni siquiera a pensar en cómo yo lo sabía. Sólo estaba segura de que la
sensación de pesadez que había invadido mi cuerpo cada vez que ignoraba la
llamada, había aumentado de forma alarmante y poderosa. Invadiendo cada célula
de mí ser. Hasta que ya no pude ignorarlo más. Así que, mientras la razón me
reprochaba dentro de la cabeza lo absurdo de mis intenciones, escuché lo que mi
cuerpo trataba de decirme. Escuché mi instinto. Y ya no hubo marcha atrás.
Me interné más entre los arbustos oscuros que
flanqueaban ambos lados del camino de tierra del bosque, consciente de que lo
único que importaba ahora era llegar a él lo más pronto que mis pies pudieran
llevarme. Las retorcidas ramas me rasguñaban ocasionalmente la piel en mi
desesperación por avanzar más rápido, pero no les presté atención, al igual que
tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero que lastimaban las plantas
desnudas de mis pies. Sólo percibía el ritmo de mi cuerpo acelerando. Zancada,
zancada, zancada… zancada, zancada, zancada… una y otra vez.
Mis pulmones faltos de aire me exigían parar un
momento para descansar, pero el tirón dentro de mi cuerpo me impulsaba a dar un
paso más cada vez que pensaba detenerme uno segundo. Me dolían los músculos,
desacostumbrados como estaban a grandes dosis de ejercicio, y cuando tropecé,
casi me doy de bruces con un tronco caído. Cuando estaba segura de que iba a
detenerme, un destello plateado brilló al final del camino, y reuní las pocas
fuerzas que me quedaban para llegar al lugar que me estaba convocando.
La tranquila extensión de agua me recibió en medio
de la noche. Me acerqué a la orilla, desplomándome sin gracia alguna sobre la
tierra suave. Acerqué mis rodillas al pecho para poder recuperar la
respiración, porque el único sonido reverberando en el claro del bosque era el de
mis jadeos exhaustos. Cuando mis pulmones consiguieron calmarse por fin,
me recosté en el suelo ligeramente fangoso, sin importarme ya que mi ropa se
ensuciara. Miré el cielo, buscando alguna constelación conocida, pero no
brillaba ninguna estrella en el firmamento esta noche. Solo la luna iluminaba
el claro, con su luz blanquecina. No me había dado cuenta hasta ese momento,
que la sensación de urgencia dentro de mí se había desvanecido cuando había
pisado las tierras cercanas al lago. Giré el rostro para verlo mejor. Estaba
exactamente igual que la semana pasada, cuando había ido con Rommy a verlo por
primera vez. La vasta extensión de agua brillaba plateada a la poca luz de la
luna, pareciendo un espejo inmenso. Tan imperturbable y tranquilo como un trozo
de asteroide flotando neutralmente en la infinita extensión del universo.
De pronto, me sentí ridícula por haber emprendido
esa carrera suicida en la más absoluta oscuridad solo porque necesitaba mirar
un estanque de agua. Nadie estaba ahí para recibirme. Nadie me había convocado
en realidad. Comencé a cuestionarme todo lo vivido en los últimos seis días,
tratando de convencerme de que nada había sido producto de mi imaginación. Pero
ya no estaba segura de eso, ni de ninguna otra cosa.
Repentinamente, algo pareció brillar justo en el centro
de la superficie. Miré, hipnotizada, como el manto de niebla que un momento
antes no había estado allí, crecía y se estiraba desordenadamente. Me levanté
del suelo, aterrada y fascinada a partes iguales por lo que miraban mis ojos, y
llegué a preguntarme si todo eso no era solo una alucinación producida por un
exceso de sustancias químicas en mi cerebro. Me pellizqué fuertemente en el
brazo, pero nada cambió. Al parecer tampoco estaba soñando.
La amalgama brillante continuó su metamorfosis,
adquiriendo miles de formas justo en frente de mí, cambiando y cambiando, hasta
que comenzó a desvanecerse. Un tenue viento, salido de la nada, sopló sobre
todo el claro, agitando mi cabello y llevándose con él la niebla translúcida
que quedaba. Bajo toda aquella explosión de diseños y texturas, pude apreciar
la temblorosa imagen de algo, de pie en el centro del lago. Los minutos
transcurrieron, densos y silenciosos, mientras yo miraba paralizada la forma de
lo que parecía un hombre, alto y delgado, mirándome. Me sobresalté, asustada de
lo que estaba pasando. Quise dar la vuelta y regresar, pero mi cuerpo estaba
paralizado, arraigado a la orilla del lago tan profundamente como las raíces de
los árboles se adentran en la tierra.
A partir de ese momento, ya no hubo escape para mí.
Las nubes ocultaron momentáneamente la luna,
sumiendo todo el lugar en una repentina oscuridad. Mi corazón brincó dentro de
mi pecho, los latidos precipitándose unos sobre otros sin control. Las palmas de
mis manos estaban sudorosas y frías, aferrándose entre sí con desesperación,
como si esa fuera la cuerda que me mantenía unida al mundo real.
Cuando la luna volvió a iluminar el claro con su
tenue brillo, fue que me di cuenta de que, lo que sea que estaba antes en el
centro del lago, como a diez metros de mí, estaba ahora en frente. Tan cerca,
que pude apreciar los detalles grisáceos de su rostro. No sé por qué razón no
grité, ni intenté correr para alejarme de ahí. Simplemente me quedé parada
frente a él, mirándolo con una mezcla de emociones en mi interior que me
confundían. Estaba asustada, más que eso, aterrada hasta lo más profundo de mí
ser. Pero también noté que había fascinación en la forma en que lo miraba,
examinando su rostro. Me sentía aliviada, incluso cautivada. Y no estaba segura
de si eso era bueno o malo.
No sé cuánto tiempo pasó mientras estábamos ahí, él
rozando apenas el agua, yo con mis pies anclados en tierra. Sin embargo, cuando
él alzó su mano hacia mi rostro, todo mi cuerpo empezó a temblar
descontroladamente. No hice nada por detenerlo, y él continuó su lento ascenso
hasta mi mejilla derecha, donde posó sus dedos translúcidos. No me moví
mientras los receptores de mi piel se estremecían ante la sensación, haciéndome
sentir un suave hormigueo, apenas perceptible.
—Has vuelto.
—Susurró la niebla a mí alrededor, con un tono tan tierno y reverente que llenó
mis ojos de lágrimas. No supe que decir a eso, así que me quedé en silencio—. Te esperé mucho tiempo. —Volvió a
decir él, y el aire transportando las palabras hasta mis oídos.
—¿Quién
eres? —pregunté. Mi voz quebrándose en un murmullo entrecortado.
Él
pareció triste ante mi pregunta, abatido. Y bajó su mano de mi mejilla con un
brillo de infinito pesar en sus ojos negros. Mi piel sintió la pérdida de su
toque como un golpe terrible, que me dejó mareada, presa de un dolor repentino.
Me
descubrí a mí misma dando un paso hacia él. Cuando mi pie tocó el agua helada
del lago, algo increíble sucedió. La superficie se quebró en un millar de
diamantes de cristal iridiscente, que se elevaban como una nube de
estrellas, brillando hermosa y cegadoramente. Aturdida y sin poder creer lo que
estaba sucediendo, lo miré a él por un instante, antes de observar los
millones de puntitos titilar a través del espacio, en su camino hacia el cielo.
Estaba segura de que ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro.
Cuando
sentí que él volvía su mirada de nuevo hacia mí, lo contemplé fijamente, sin
poder darle nombre a aquello que recorría todo mi cuerpo de arriba abajo sin
obstáculo que pudiera detenerlo. Avanzó sin piedad por mis venas, apoderándose
de mis manos y mis pies, de mis ojos, mi nariz
y mi boca. Adueñándose de cada porción de mí cuerpo y mi alma.
Él
alzó de nuevo su mano, pero esta vez, una invitación aguardaba secreta entre la
punta de sus dedos. Esperó, paciente, que yo tomara mi decisión, y una pequeña
aunque conmovedora sonrisa adornó sus labios al ver mi brazo moviéndose hacia
él. Rocé primero sus dedos, un poco sorprendida aún de poder sentirlo sobre mi
piel, y con determinación sellé mi mano en la suya. De inmediato, todo a mí
alrededor comenzó a brillar, blanco sobre blanco, tan intensamente que tuve que
cerrar los ojos. Sin embargo, con la consciencia de su agarre sobre mí, no
sentí temor alguno al deslizarme con él a través del cálido y vibrante resplandor.
En
ese instante fue que realmente comprendí, que todo lo que conocía, había
cambiado para siempre esa noche de Halloween.
Este es un relato muy bien escrito y descrito. Creo que fue la influencia de la imagen que pusiste para ilustrarlo que me hizo pensar en aquella vieja serie de televisión animada que se llamaba Sairlo Moon.
ResponderBorrarLo unico que me hubiera gustado encontrar es un poco de erotismo; pero ya eso es cuestion de gustos.
Sigue así... Saludos.
Hola, un relato bien narrado, las descripciones que realizas son bastante precisas y la historia es buena, me ha gustado bastante.
ResponderBorrarSólo noté algunos detalles que yo creo te pasaron desapercibidos, porque noto que escribes bastante bien, te los dejo por si crees oportuno corregirlos. En las dos siguientes frases a mi parecer te ha faltado la palabra que: "al igual que tampoco hice caso a las rocas sueltas del sendero "que" lastimaban las plantas desnudas de mis pies". "Estaba segura de "que" ambos contemplábamos el espectáculo con el mismo asombro". Y en la siguiente frase a mi parecer te sobra una letra, la l: "lo miré al él por un instante". Por lo demás, ha sido un gusto leerte. Por cierto, a fin de cuentas, ¿quién era él?, jeje. Estaría bien que continúes la historia, así no me quedo con la duda. ¡Saludos!
Ah, y te sigo desde ya :D
ResponderBorrarGracias Li, Ever, por sus comentarios. Tomaré en cuenta sus sugerencias...
ResponderBorrarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarDaniela: Estupendo relato, lleno de magia y belleza.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo con Li, ojalá y lo corrijas, pues tu magnífico trabajo merece no tener ni un sólo error.
Por mi parte solo creo que a la frase: "se elevaban hacia arriba", le sobra el "hacia arriba" pues se entiende que si "se elevaban" era hacia arriba.
¡FELICIDADES, ME ENCANTÓ TU RELATO!: Doña Ku
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qué imaginación y que bien contado !! felicidades !! besosss
ResponderBorrarYa corregí los detallitos que mencionaban, y creo que ha quedado mucho mejor.
ResponderBorrarMe alegra que les haya gustado tanto, a mi también me encantó como quedó.
Gracias a todos!!!
Uf, una duda que deja ganas de mucho más..para cuando la continuación?. Me ha gustado mucho. Cuentas con una seguidora mas ;)
ResponderBorrarTs, ts, ts, reina, pero, ¿tú qué fumas?
ResponderBorrarBueno tras la broma fácil, solo decirte que me lo he leído tres veces seguidas para no perderme detalle. Preciosidad de relato, y narradoq ue no veas. Que vaya, porque la prota es una chica, que si no, ¡me pido el puesto!
Bravo por tu imaginación y gracia en narrarlo. Obviamente sigue, pero solo tú nos darás los detalles.
Ya tardas...
Un beso.
Está muy lindo tu relato. Muy bien narrado y logrado.
ResponderBorrarhttp://mishoras.wordpress.com
¡Hola! *-* Me encanto tu relato, es muy tierno y muy sentido, das tantos detalles al narrar las escenas que resulta sumamente fácil entrar en la historia ¡Un abrazo! PD. sólo encontre "uno segundo" en vez de "un segundo" ?
ResponderBorrar¡Hola Dani!, espero te encuentres bien :)
ResponderBorrarTu relato se me hizo hermoso, me encantan las escenas que describes y por alguna razón que no me explico muy bien siento empatizar con la protagonista, haces facilisimo transportarse dentro de la historia. Lisda historia.
Muchas gracias por compartirlo, felicidades :D
Cloe, Daniel, Mishoras, Maria y Lunella, que bueno que les haya gustado tanto.
ResponderBorrarCada mes aprendo más y más, y voy mejorando poco a poco en esto de la escritura. Gracias por leer mi relato y dejarme esas lindas palabras. Las aprecio mucho.
Un abrazo a todos!!! =D