Proyecto de Junio Adictos a la Escritura


El Sol Nocturno


El sonido de aquellas enormes alas batiendo contra el viento era como un eco siniestro en medio de aquel lugar. Se estaba acercando a la ciudad, y rápido. La enorme criatura surcaba los cielos a gran velocidad, como una bola de fuego, rápida e imparable, centellando en medio de la noche, iluminando todo a su alrededor como si de un sol nocturno se tratara. Estaba hambrienta, y era letal. Y había abandonado su guarida para alimentarse de algún pobre incauto que de su camino se hubiera desviado. Devoraba kilómetros y kilómetros en su afán de buscar una víctima. Su espeso plumaje anaranjado estaba cubierto de un polvillo iridiscente que le daba ese brillo mortífero a las alas de veinte metros de envergadura, que aleteaban arriba y abajo con ahínco, acercándose cada vez más a su destino. A lo lejos ya se veía la luz del pueblo, por lo que compactó más su cuerpo para ganar más velocidad, sus alas tomaron la forma de las aletas de un jet, su cola emplumada se aplastó y su cabeza se adelantó, olfateando a la comunidad humana que habitaba delante. Sus enormes ojos redondos y dorados como una moneda de oro se achicaron impacientes, anhelando saciar el hambre que se había ido abriendo camino dentro de su cuerpo en los últimos cien años. Ya estaba cerca, podía sentir sus auras moverse y cambiar incluso sin tener que verlas de cerca. Tan vulnerables… tan deliciosas… Notó aquella sombra púrpura que vagaba solitaria por un callejón, temblorosa y reluciente como la estrella del norte. Llamándolo. Ya podía saborearla… curvó sus garras, preparándose para atrapar a su presa. Ya solo estaba a dos calles de ella. La ciudad estaba silenciosa, como testigo mudo de la brutalidad de la naturaleza. Faltaba poco. Unos instantes más y la tendría. Cerca… más cerca… y de pronto…

—Reverendo Shep, esta historia no me gusta —murmuró llorosa Merry, una de las niñas del orfanato sentadas a su alrededor en medio de la sala.

El reverendo Shepard Bilstein suspiró, imaginando ya lo que venía.

—¡Merry! ¡Ésta es una historia para niños grandes! Si no quieres escucharla, anda a ayudar a la Hermana Merilyn en la cocina —ése era Billy, un niño de ocho años que amaba las historias de monstruos.

—¡Sí! —chilló otro de los niños—. Deja de interrumpir la historia.

Los demás niños formaron un coro de voces alrededor del sacerdote, indignados por la forma en que la nenita de cuatro años había interrumpido.

—Calma, calma todo el mundo —declaró suavemente el reverendo Shep, provocando que todos los pequeños le prestaran atención—. Merry, querida mía, por favor no llores. Billy no tenía intención de decir lo que dijo ¿No es verdad Billy? —le dio a su voz un ligero tono de reproche, para que el muchacho supiera que no estaba bien lo que había dicho.

—Lo lamento —se disculpó, no muy sinceramente el niño.

—Reverendo Shep ¿Cómo acaba la historia? —preguntó Tommy, de seis años.

Billy se animó de inmediato.

—Es obvio que el monstruo se come a la persona ¿Verdad? —Frunció sus pequeñas cejas—. O puede ser que se la haya llevado a su guarida para comérsela más tarde ¿No?

Todos miraron con impaciencia al hombre sentado en medio del círculo. El reverendo Shep sonrió con paciencia.

—Bueno, niños. Eso se los dejo a su imaginación.

Todas pequeñas cabezas se juntaron entre murmullos, intercambiando sus descabelladas ideas acerca de la misteriosa criatura. El Sol Nocturno.

Merry se acercó a su regazo y pasó sus bracitos flacuchos alrededor de su cuello, con sus enormes ojos curiosos mirándolo fijamente.

—Reverendo Shep, ¿Lo trajo?

Él sonrió nuevamente. Sabía que no se olvidarían de Henry.

Usó dos dedos para silbar con fuerza. Menos de un minuto después, una bola de plumas dorada entró volando por la ventana de la sala. Claro que esta era mucho menos grande que la de su historia, y mucho menos aterradora. Además era más amigable. Flotó a través del aire del lugar hasta posarse en su hombro con un fluido movimiento.

Todos los chiquillos se quedaron sin aliento ante el esplendor dorado y brillante del ave fénix que él había rescatado hacía tantos años.

—Hola Henry —murmuró Billy con aire reverente, mientras acariciaba con delicadeza las plumas de lo alto de la cabeza.

Los demás niños comenzaron a acariciarlo con suavidad, y el ave dorada no se quejó, porque estaba acostumbrada a ser acariciada. Era bastante mimada, en realidad. Y había visto ya varias generaciones de niños pasar por ese orfanato.

Los chicos la acariciaron durante un rato, y Henry comenzó a hacer esos ruiditos de placer que hacía cuando estaba complacida, pero protestó cuando la Hermana Merilyn los llamó a todos a la cocina para tomar la merienda.

—Usted también, reverendo. Y tengo unas nueces deliciosas para Henry. Vengan conmigo.

El reverendo Shep se levantó despacio de la alfombra, mientras el fénix plegaba sus alas hacia atrás. Le acarició la cabeza con ternura, recordando la historia que no había acabado de contarle a los niños. Sonrió sabiamente, consciente de que nunca les contaría lo que en realidad había pasado con esa enorme criatura y su última víctima.

Oh, bueno. Seguramente ellos tampoco le creerían. A veces, ni él mismo terminaba de creérselo.

Entró a la cocina silbando suavemente una tonadilla pegajosa. A veces en la vida, pasaban las cosas más extrañas.

comments

18 Toque (s):

Angy J. W. dijo...

Hey! Me ha gustado mucho esta historia :D Jejeje, y la mezcla de la historia del ave con la de los niños es muy buena. De algún modo tengo la extraña intuición de que Shep era esa víctima, pero no sé porqué xD

Charo Arenas dijo...

Hola Daniela solo decirte que chapó. Tu relato me ha mantenido expectante desde las primeras letras. Tu forma de narrar hace que la lectura sea fluida y muy adictiva...Enhorabuena es un relato fantástico...Nos leemos...Besisss

Maga DeLin dijo...

Hola, Daniela!!

No sé si te estoy comentando en el lugar adecuado, no veo los otros comentarios que dice que tienes o.O
También te comento que el enlace que se agregó a la lista en Adictos está mal, quizás muchos no encuentren tu texto.

En fin, me gustó el relato, me encantó que dejaras el misterio sin resolver, y me gustaron los personajes, aunque los niños no son mis criaturas favoritas...

Muy linda la apariencia del blog!!

Besos!

Daniela Agrafojo dijo...

Gracias por sus comentarios chicas, la verdad es que al principio no sabía como incluir ambos personajes, pero el resultado final me ha gustado mucho.

Nos leemos

Dora Ku dijo...

Daniela: Una historia muy bien relatada. Los personajes son maravillosos y la trama me encantó.
Pienso que se leería mejor : aleteaba de arriba a abajo, sin el "que". Y no sé si escribes deliberadamente "Monstros", en lugar de "Monstruos" porque así lo pronuncia el niño.
De cualquier manera, ¡FELICIDADES!: Doña Ku

Lunella dijo...

Daniela,
Me gustó mucho tu historia, a pesar de ser el Fénix una creatura fantástica, me fascino como la mazclaste con los niños, no se me hizo tan fantaseaosa al tratarse de un orfanato, en fin, me gusto mucho a decir verdad, buen trabajo :)
Saludos!

osnolasaga dijo...

El final no sé por qué me lo esperaba, pero me ha gustado mucho el relato. Ahora me preguntó cómo acabaría viviendo el fénix con el sacerdote como uno más en el orfanato.
¡Un besazo!

Unknown dijo...

Precioso relato, Daniela; me has dejado con las ganas de saber como fue el encuentro con el sacerdote.

Besos.

Unknown dijo...

Hermoso!! Me encantó!!
Saludos :)

Daniela Agrafojo dijo...

Gracias a todos por sus comentarios! =D

Anónimo dijo...

Te las arreglaste bien. Ha sido un ejercicio un tanto complicado este mes; no por menos se llama "Juntos y Revueltos".

Saludos

María O.D. dijo...

¡Que genial tu relato! Al principio me dio un poco de miedo pero despues me sosrprendi imaginando a los niñitos con la mimada ave fenix, ¡una magnifica y tierna historia! ¡fELICIDADES! :)

Daniela Agrafojo dijo...

Gracias chicos! Sus relatos también me han gustado mucho, aunque había algunas parejas de personajes que estaban bastante difíciles de juntar.

A mí me ha gustado mucho el mío.

Gracias a todos los demás por comentarme!
Besos

Unknown dijo...

¡Hola!

Es la primera vez que me paso por tu blog. ^_^ Está muy bonito. >o<

Se te pasaron unas comas en ciertas partes como "Hola, Henry" o "¿verdad, Billy?". En fin, pequeñeces que se corrigen con la práctica. ^_^ Te tocó el personaje que sugerí. ^_^ Qué bueno que le escribiste una historia feliz. Me pareció una historia muy tierna y algo graciosa. ^_^

Jonaira Campagnuolo dijo...

Que interesante, me gusta como llevaste la idea de la historia y cómo manejaste la intriga hasta el final... muchas felicidades.

María dijo...

Muy bueno, me recuerda un poco a un relato loco que escribí hace tiempo, también empezaba como una historia fantástica contada a un niño. Aunque me gusta el final abierto que le has puesto, deja mucho espacio libre para la imaginación particular. Felicidades.

Daniela Agrafojo dijo...

Gracias a todos, que bueno que les ha gustado! =D

Raquel Campos dijo...

Hola, me gustó mucho el relato. Muy interesante desde el principio y muy ameno. Muy original lo de fundir las dos partes. He llegado al relato por mi blog.
un saludo!!!

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25 de junio de 2012

Proyecto de Junio Adictos a la Escritura


El Sol Nocturno


El sonido de aquellas enormes alas batiendo contra el viento era como un eco siniestro en medio de aquel lugar. Se estaba acercando a la ciudad, y rápido. La enorme criatura surcaba los cielos a gran velocidad, como una bola de fuego, rápida e imparable, centellando en medio de la noche, iluminando todo a su alrededor como si de un sol nocturno se tratara. Estaba hambrienta, y era letal. Y había abandonado su guarida para alimentarse de algún pobre incauto que de su camino se hubiera desviado. Devoraba kilómetros y kilómetros en su afán de buscar una víctima. Su espeso plumaje anaranjado estaba cubierto de un polvillo iridiscente que le daba ese brillo mortífero a las alas de veinte metros de envergadura, que aleteaban arriba y abajo con ahínco, acercándose cada vez más a su destino. A lo lejos ya se veía la luz del pueblo, por lo que compactó más su cuerpo para ganar más velocidad, sus alas tomaron la forma de las aletas de un jet, su cola emplumada se aplastó y su cabeza se adelantó, olfateando a la comunidad humana que habitaba delante. Sus enormes ojos redondos y dorados como una moneda de oro se achicaron impacientes, anhelando saciar el hambre que se había ido abriendo camino dentro de su cuerpo en los últimos cien años. Ya estaba cerca, podía sentir sus auras moverse y cambiar incluso sin tener que verlas de cerca. Tan vulnerables… tan deliciosas… Notó aquella sombra púrpura que vagaba solitaria por un callejón, temblorosa y reluciente como la estrella del norte. Llamándolo. Ya podía saborearla… curvó sus garras, preparándose para atrapar a su presa. Ya solo estaba a dos calles de ella. La ciudad estaba silenciosa, como testigo mudo de la brutalidad de la naturaleza. Faltaba poco. Unos instantes más y la tendría. Cerca… más cerca… y de pronto…

—Reverendo Shep, esta historia no me gusta —murmuró llorosa Merry, una de las niñas del orfanato sentadas a su alrededor en medio de la sala.

El reverendo Shepard Bilstein suspiró, imaginando ya lo que venía.

—¡Merry! ¡Ésta es una historia para niños grandes! Si no quieres escucharla, anda a ayudar a la Hermana Merilyn en la cocina —ése era Billy, un niño de ocho años que amaba las historias de monstruos.

—¡Sí! —chilló otro de los niños—. Deja de interrumpir la historia.

Los demás niños formaron un coro de voces alrededor del sacerdote, indignados por la forma en que la nenita de cuatro años había interrumpido.

—Calma, calma todo el mundo —declaró suavemente el reverendo Shep, provocando que todos los pequeños le prestaran atención—. Merry, querida mía, por favor no llores. Billy no tenía intención de decir lo que dijo ¿No es verdad Billy? —le dio a su voz un ligero tono de reproche, para que el muchacho supiera que no estaba bien lo que había dicho.

—Lo lamento —se disculpó, no muy sinceramente el niño.

—Reverendo Shep ¿Cómo acaba la historia? —preguntó Tommy, de seis años.

Billy se animó de inmediato.

—Es obvio que el monstruo se come a la persona ¿Verdad? —Frunció sus pequeñas cejas—. O puede ser que se la haya llevado a su guarida para comérsela más tarde ¿No?

Todos miraron con impaciencia al hombre sentado en medio del círculo. El reverendo Shep sonrió con paciencia.

—Bueno, niños. Eso se los dejo a su imaginación.

Todas pequeñas cabezas se juntaron entre murmullos, intercambiando sus descabelladas ideas acerca de la misteriosa criatura. El Sol Nocturno.

Merry se acercó a su regazo y pasó sus bracitos flacuchos alrededor de su cuello, con sus enormes ojos curiosos mirándolo fijamente.

—Reverendo Shep, ¿Lo trajo?

Él sonrió nuevamente. Sabía que no se olvidarían de Henry.

Usó dos dedos para silbar con fuerza. Menos de un minuto después, una bola de plumas dorada entró volando por la ventana de la sala. Claro que esta era mucho menos grande que la de su historia, y mucho menos aterradora. Además era más amigable. Flotó a través del aire del lugar hasta posarse en su hombro con un fluido movimiento.

Todos los chiquillos se quedaron sin aliento ante el esplendor dorado y brillante del ave fénix que él había rescatado hacía tantos años.

—Hola Henry —murmuró Billy con aire reverente, mientras acariciaba con delicadeza las plumas de lo alto de la cabeza.

Los demás niños comenzaron a acariciarlo con suavidad, y el ave dorada no se quejó, porque estaba acostumbrada a ser acariciada. Era bastante mimada, en realidad. Y había visto ya varias generaciones de niños pasar por ese orfanato.

Los chicos la acariciaron durante un rato, y Henry comenzó a hacer esos ruiditos de placer que hacía cuando estaba complacida, pero protestó cuando la Hermana Merilyn los llamó a todos a la cocina para tomar la merienda.

—Usted también, reverendo. Y tengo unas nueces deliciosas para Henry. Vengan conmigo.

El reverendo Shep se levantó despacio de la alfombra, mientras el fénix plegaba sus alas hacia atrás. Le acarició la cabeza con ternura, recordando la historia que no había acabado de contarle a los niños. Sonrió sabiamente, consciente de que nunca les contaría lo que en realidad había pasado con esa enorme criatura y su última víctima.

Oh, bueno. Seguramente ellos tampoco le creerían. A veces, ni él mismo terminaba de creérselo.

Entró a la cocina silbando suavemente una tonadilla pegajosa. A veces en la vida, pasaban las cosas más extrañas.

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18 comentarios:

  1. Hey! Me ha gustado mucho esta historia :D Jejeje, y la mezcla de la historia del ave con la de los niños es muy buena. De algún modo tengo la extraña intuición de que Shep era esa víctima, pero no sé porqué xD

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  2. Hola Daniela solo decirte que chapó. Tu relato me ha mantenido expectante desde las primeras letras. Tu forma de narrar hace que la lectura sea fluida y muy adictiva...Enhorabuena es un relato fantástico...Nos leemos...Besisss

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  3. Hola, Daniela!!

    No sé si te estoy comentando en el lugar adecuado, no veo los otros comentarios que dice que tienes o.O
    También te comento que el enlace que se agregó a la lista en Adictos está mal, quizás muchos no encuentren tu texto.

    En fin, me gustó el relato, me encantó que dejaras el misterio sin resolver, y me gustaron los personajes, aunque los niños no son mis criaturas favoritas...

    Muy linda la apariencia del blog!!

    Besos!

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    1. Gracias por sus comentarios chicas, la verdad es que al principio no sabía como incluir ambos personajes, pero el resultado final me ha gustado mucho.

      Nos leemos

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  4. Daniela: Una historia muy bien relatada. Los personajes son maravillosos y la trama me encantó.
    Pienso que se leería mejor : aleteaba de arriba a abajo, sin el "que". Y no sé si escribes deliberadamente "Monstros", en lugar de "Monstruos" porque así lo pronuncia el niño.
    De cualquier manera, ¡FELICIDADES!: Doña Ku

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  5. Daniela,
    Me gustó mucho tu historia, a pesar de ser el Fénix una creatura fantástica, me fascino como la mazclaste con los niños, no se me hizo tan fantaseaosa al tratarse de un orfanato, en fin, me gusto mucho a decir verdad, buen trabajo :)
    Saludos!

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  6. El final no sé por qué me lo esperaba, pero me ha gustado mucho el relato. Ahora me preguntó cómo acabaría viviendo el fénix con el sacerdote como uno más en el orfanato.
    ¡Un besazo!

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  7. Precioso relato, Daniela; me has dejado con las ganas de saber como fue el encuentro con el sacerdote.

    Besos.

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  8. Hermoso!! Me encantó!!
    Saludos :)

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  9. Te las arreglaste bien. Ha sido un ejercicio un tanto complicado este mes; no por menos se llama "Juntos y Revueltos".

    Saludos

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  10. ¡Que genial tu relato! Al principio me dio un poco de miedo pero despues me sosrprendi imaginando a los niñitos con la mimada ave fenix, ¡una magnifica y tierna historia! ¡fELICIDADES! :)

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    1. Gracias chicos! Sus relatos también me han gustado mucho, aunque había algunas parejas de personajes que estaban bastante difíciles de juntar.

      A mí me ha gustado mucho el mío.

      Gracias a todos los demás por comentarme!
      Besos

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  11. ¡Hola!

    Es la primera vez que me paso por tu blog. ^_^ Está muy bonito. >o<

    Se te pasaron unas comas en ciertas partes como "Hola, Henry" o "¿verdad, Billy?". En fin, pequeñeces que se corrigen con la práctica. ^_^ Te tocó el personaje que sugerí. ^_^ Qué bueno que le escribiste una historia feliz. Me pareció una historia muy tierna y algo graciosa. ^_^

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  12. Que interesante, me gusta como llevaste la idea de la historia y cómo manejaste la intriga hasta el final... muchas felicidades.

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  13. Muy bueno, me recuerda un poco a un relato loco que escribí hace tiempo, también empezaba como una historia fantástica contada a un niño. Aunque me gusta el final abierto que le has puesto, deja mucho espacio libre para la imaginación particular. Felicidades.

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  14. Hola, me gustó mucho el relato. Muy interesante desde el principio y muy ameno. Muy original lo de fundir las dos partes. He llegado al relato por mi blog.
    un saludo!!!

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